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viernes, 27 de abril de 2012

Aurora



  

 -¿Es-¿Es todo?- preguntó la voz de la radio.
   -No alcanzo a ver más- contestó Federico.
   -¿Entonces es eso?
   -Voy a entrar en la estela de luz ahora...
   La noticia de que en plena región subtropical había aparecido el meteoro provocó curiosidad en el primer instante y desconcierto tiempo después. Tenía todas las características de una aurora austral, aunque la ubicación geográfica, el clima y las investigaciones científicas negaran el fenómeno. Varios compañeros de Federico habían sobrevolado la zona, pero el saldo resultaba siempre el mismo: “Luminosidad intensa y encandilamiento progresivo que obliga a cambiar el rumbo.”
   No faltaba por supuesto quien dijera que se trataba de platos voladores. Varias agencias internacionales lo aseguraban como un hecho y no tardaron en enviar a sus corresponsales para que registraran aquel prodigio con sus cámaras. Pero como todas las cosas terminan por olvidarse, después de varias semanas de observación sin que se produjesen cambios, el acontecimiento comenzó a perder interés, y los curiosos abandonaron el proyecto que quedó reducido a exploraciones de rutina.
   Federico echó una última mirada a la franja luminosa que resplandecía en el cielo e iba a accionar los comandos para el viraje, cuando el rostro se le impuso. Detrás del vidrio de la cabina frente a él, una bella mujer le sonreía. Pensó que estaba soñando y parpadeó varias veces, pero la imagen permanecía a su lado como si se tratara de un retrato en tres dimensiones, animado de expresión y movimiento. Consideró fríamente la posibilidad de perder el control de la nave y estrellarse en cualquier momento en algún lugar de América. Miró a su alrededor: todo estaba nimbado de luz, destellos y reflejos, una mano diáfana lo invitaba desde afuera, y Federico pensó que en su casa lo aguardaba la soledad.,
Cuando la brisa húmeda le empapó el rostro supo que estaba fuera de la cabina y se sintió
flotar entre ligerísimas nubes junto a la radiante silueta. Bosques de hielo y mares cristalinos
reflejaban a su alrededor los colores del espectro solar.

Todo parecía centellear y a la vez resultaba extrañamente placentero. Se sentía claro e ingrávido,  y se veía como si se observara en un espejo distante.

A lo lejos divisó el helicóptero, suspendido  sobre arcos de luz irisada. Estaba como hubiera deseado estar toda su vida:volando sin necesidad de comandos, hélices o turbinas, volando como un pájaro en el espacio sin límites, volando como el globo de la infancia en un viaje sin regreso.
Después de varios meses del supuesto accidente, cuando el resplandor fulgurante del cielo fue menguando, encontraron el helicóptero casi cubierto por cenizas volcánicas, Lo sorprendente fue que estaba intacto, pero no hallaron el menor rastro del piloto.



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